Hoy, exactamente 19 años después de la invasión de Irak por parte de Estados Unidos y Reino Unido en marzo de 2003, el pueblo iraquí sigue esperando que se haga justicia. Su inmenso sufrimiento debe ser reconocido por la comunidad internacional y todos los responsables de la invasión y la ocupación deben rendir cuentas.
En las últimas semanas, toda la atención internacional se ha centrado en la intervención ilegal de Rusia en Ucrania y las innumerables vidas perdidas. En este conflicto, como en otros, los civiles inocentes están pagando el alto precio de la guerra. La mayoría de los Estados miembros de la ONU, así como diversos organismos de la misma, han condenado la invasión y han declarado que es una clara violación del derecho internacional. Aunque coincidimos con esta postura, queremos subrayar la aparente doble moral: la comunidad internacional condena a Rusia por invadir Ucrania, sin embargo, guarda silencio ante la invasión ilegal de Irak por parte de Estados Unidos y Reino Unido.
Diecinueve años después de la invasión de Irak, el país sigue en un estado constante de terror y destrucción como consecuencia directa de la ocupación. Los daños irreparables causados por esta intervención ilegal aún no han cesado: Durante la ocupación, la población civil sufrió violaciones sistemáticas y flagrantes de los derechos humanos, como torturas, ejecuciones extrajudiciales, tráfico de personas y detenciones arbitrarias. Esto, sin dejar atrás el millón de personas víctimas de desaparición forzada, cuyo paradero sigue siendo desconocido.
Hasta el día de hoy, Irak sufre el colapso de sus instituciones, las cuales han fracasado en la prestación de servicios sociales esenciales, educación, atención sanitaria y agua potable. Diecinueve años después de la invasión, siguen sin cumplirse los estándares mínimos de vida. A estas circunstancias se les suma el fracaso del Estado de Derecho, la impunidad flagrante y la corrupción profundamente arraigada, las cuales no han hecho más que aumentar la dificultad de Irak para reconstruirse. El telón de fondo de la situación ha sido los daños medioambientales derivados del uso de fósforo y uranio empobrecido por parte de las fuerzas invasoras.
A su vez, debemos subrayar que el hecho de que no se hayan exigido responsabilidades por los graves crímenes cometidos contra Irak y su pueblo ha fomentado el clima de impunidad y la destrucción total del tejido de la sociedad iraquí por el régimen sectario impuesto.
A día de hoy, la ONU no ha condenado la invasión y ocupación ilegal de Irak, ni los intentos de los países vecinos de dividir el país. Aunque todos los esfuerzos para abordar la difícil situación del pueblo iraquí son bienvenidos, no se puede evitar sentir indignación por el hecho de solo condenar enérgicamente ciertas invasiones, mientras que la invasión de Irak sigue ausente en la agenda internacional.
Geneva International Centre for Justice (GICJ) hace un llamado urgente a la comunidad internacional para que establezca un tribunal internacional e independiente que investigue y enjuicie a todos los responsables de la planificación y ejecución de la guerra de Irak, así como, las violaciones del Derecho Internacional Humanitario y del Derecho Penal Internacional. Entre ellas se incluyen crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad y por ello pedimos que este tribunal internacional reciba el mandato para ofrecer un proceso justo a los acusados, garantizar la rendición de cuentas y hacer justicia.
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