Por Shyla Geek / GICJ

Traducido por Samantha Rodríguez Santillán

El 7 de octubre de 2024 marcó el primer cumpleaños de Mohammed Abu Nahleh, un niño palestino que aún no ha conocido un solo día de normalidad ni una vida digna. En una entrevista, su madre, Amal Al-Abandlah, expresó su gratitud por el nacimiento de su hijo, ocurrido entre los estruendos de las bombas y en un hospital colapsado. En el transcurso de este último año, la felicidad que le dio su llegada ha sido opacada por el constante temor de perderlo.

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Entre la población en Gaza, alrededor de 572mil mujeres y niñas necesitan acceder a servicios de salud reproductiva. De conformidad con la Agendcia de Salud y Derechos Sexuales y Reproductivos del Fondo de la Población de las Naciones Unidas (UNFPA), se estima que 50,000 mujeres embarazadas que se encuentran atrapadas en zonas de guerra, por lo que no tienen acceso a servicios médicos en Gaza, lo cual ha ocasionado un promedio de aumento del 300% de abortos espontáneos. 

Philippe Lazzarini, el Comisionado General de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente (UNRWA), ha afirmado -en repetidas ocasiones- que esta guerra es en contra niñas y niños, destruyendo, de manera irreversible, sus infancias y proyectos de vida. Las niñas y niños nacidxs en este conflicto son una generación marcada por el miedo constante, para quienes la única meta es sobrevivir. Según las estadísticas, de las 41,909 muertes registradas desde el 7 de octubre, 16,756 eran niñas y niños, y 11,346 mujeres, lo que representa un 69% de las víctimas. Más de 350,000 niñas y niños han sido desplazadxs de sus hogares, despojándoseles de su derecho a la seguridad, la salud, la educación y la paz.

Los ataques directos contra las niñas y niños han aumentado. Por ejemplo, en el 373 día de esta guerra genocida en Gaza, las fuerzas de ocupación israelíes añadieron a su lista de atrocidades el embestir a un grupo de infantes que jugaban en un vecindario del campo de refugiados de Al-Shati -ubicado cerca de la costa de Gaza-. 

La guerra ha desplazado a un millón de niñas y niños de sus casas, incluyendo a aquellos 17mil que se encuentran no acompañadxs o separadxs de sus familias -los cuales representa el 1%-. 

Como se reportó durante la sesión de marzo de 2022 del Consejo de Derechos Humanos (HRC), Rana Arrabi, en nombre del Estado Palestino, expresó su preocupación por la falta de acciones destinadas a atender a las niñas y niños en las zonas ocupadas. Dos años después, las infancias palestinas continúan siendo objetivos diarios de violencia, a pesar de haber sido reconocidas como un grupo de atención prioritaria protegido por las normas internacionales.

Si bien, Israel manifestó su compromiso para proteger a las niñas y niños palestinxs en la sesión de marzo de 2024 del HRC al afirmar que “ellxs no son peones de la guerra”, la realidad es que este grupo ha sido desplazado, asesinado, gravemente herido, y víctimas graves de violencia. Sumado a ello, existe un registro constante de demoliciones dirigidas a hospitales y escuelas en casa, en consecuencia, dos de los derechos fundamentales -educación y salud- no son garantizados para las infancias en Palestina. 

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Educación 

La mitad de la población de Gaza está compuesta por niñas y niños que no han podido asistir a la escuela por más de un año debido a la guerra.  Esta falta de acceso a la educación impactará en su salud mental y el desarrollo, lo que pone aún más en peligro sus metas y expectativas. 45,000 niñxs de seis años en la Franja de Gaza han sido privados del derecho a comenzar su año escolar 2024. A esto, se suman a los 625,000 niños que ya fueron privados de un año completo de escolarización, con el riesgo de perder un segundo año escolar. Retrocediendo en años de progreso en la Franja de Gaza, 39,000 estudiantes perdieron su último año de escuela, marcando la primera vez en décadas que una promoción en Gaza no pudo completar su educación.

Durante una entrevista, Philippe Lazzarini advirtió que las aulas destruidas en Gaza son el reflejo de una "generación perdida”. Con más de 123 escuelas y universidades destruidas, Lazzarini destacó que la educación debe convertirse en una prioridad colectiva y común para todxs. La UNRWA informó que, el 27 de septiembre de 2024, tres de sus escuelas, que albergaban a 20,000 personas, fueron atacadas, lo que provocó la muerte de 20 personas. Se estima que al menos el 87% de las escuelas en Gaza han sufrido daños desde el primer ataque el 7 de octubre de 2023.

Por más de 75 años de trabajo con los palestinos, la UNRWA se ha mostrado decidida a proporcionar educación primaria a las infancias y mantenerse fiel a este objetivo. De manera similar, Adele Khodr, Directora Regional de UNICEF para Medio Oriente y el Norte de África, ha subrayado la urgencia de llevar suministros educativos y recreativos a Gaza; además de mejorar la seguridad para el personal y los estudiantes, con el fin de evitar una pérdida total de aprendizaje.



Salud

Un lugar de destrucción con higiene precaria y falta de atención médica no es adecuado para las niñas y niños, cuya seguridad sigue en riesgo mientras se profundiza la crisis humanitaria. Este grupo ha perdido acceso al agua, los alimentos, la medicina y una higiene adecuada.

Se destaca el reciente brote de poliomielitis en Gaza. Philippe Lazzarini calificó este brote como una “vergüenza total”, ya que la poliomielitis había sido erradicada desde hace más de 25 años. A los diez meses de iniciada la guerra, las condiciones sanitarias provocaron un aumento en las tasas de poliomielitis entre los niños. La campaña contra la poliomielitis liderada por la UNRWA y UNICEF enfrentó desafíos sin precedentes. Por ejemplo, el 75% de las cadenas de frío preexistentes, fundamentales para cualquier campaña de inmunización, fueron destruidas durante un año de conflicto. Por ello, se refrigeraron y transportaron 1.6 millones de vacunas a Gaza durante la primera ronda de vacunación contra la poliomielitis en septiembre de 2024.

Asimismo, las dificultades operativas incluyeron el desplazamiento masivo y constante de niñas y niños, lo que dificultó la administración de la vacuna -junto con las vacunas preventivas de vitamina A- a al menos el 90% de los niños en Gaza. La campaña de vacunación se difundió a través de SMS, radio y otros canales digitales en Gaza para llegar a la población masiva. Sin embargo, durante una rueda de prensa el 11 de octubre de 2024, Jean Gough, Representante Especial de UNICEF en el Estado de Palestina, enfatizó la importancia de que se permitan ceses temporales de hostilidades (pausas humanitarias) para que la campaña de vacunación sea exitosa. 

El crimen de la inanición y el aumento de las tasas de desnutrición han llevado a la declaración de hambruna en la Franja de Gaza. El incremento en la inseguridad alimentaria se ha convertido en un arma de guerra contra todos los grupos, especialmente los niñas y niños; mientras UNICEF ha expresado su preocupación de que este grupo sea particularmente vulnerables al hambre y las enfermedades.

El Geneva Centre of International Justice (GICJ) expresa su profunda preocupación por el devastador impacto que los conflictos y las guerras tienen sobre la niñez, particularmente quienes han sido desplazades múltiples veces, han perdido sus hogares o están de duelo por la pérdida de madres, padres o seres queridos. Ya sea como daño colateral o blanco directo, la guerra contra la niñez constituye una violación completa del tratado internacional de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño (UNCRC). Las escuelas, como santuarios de aprendizaje, nunca deben convertirse en objetivos de ataque ni ser utilizadas con fines militares por ninguna de las partes.

La niñez es siempre la más afectada; por ello, merece protección y apoyo. Hay vida que crece en medio de la muerte, y hacemos un llamado a la comunidad internacional para que tome medidas concretas para salvaguardar la seguridad, el bienestar y el futuro de este grupo, asegurando que se respeten sus derechos fundamentales y que quienes sean responsables de las violaciones rindan cuentas. Instamos a los Estados a abogar por pausas humanitarias en el conflicto en Gaza para proteger el futuro de las niñas y niños. Estas pausas son esenciales para garantizar que tengan acceso a espacios seguros para la educación, atención médica adecuada y la oportunidad de crecer sin la amenaza de la violencia.

La niñez no debe seguir siendo víctima de guerra; su bienestar y futuro deben ser una prioridad.

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