Por Amal Bushara / GICJ

Traducido por Natalia Venegas

El 20 de febrero se celebra el Día Mundial de la Justicia Social, esta es una celebración anual de la ONU desde 2009. El día celebra resultados justos para todos en el ámbito del empleo, la protección social y el diálogo social, y tiene como objetivo poner de presente la difícil situación de injusticia social en todo el mundo, con el fin de generar un cambio. El Día Mundial de la Justicia Social reconoce la necesidad de promover esfuerzos para abordar cuestiones como la discriminación, la pobreza, la equidad de género y el acceso a la justicia para todos y todas.

Todos los años, la ONU organiza un acto para celebrar el Día Mundial de la Justicia Social y a quienes se dedican a garantizar que la justicia esté siempre al alcance de todos. Tanto los profesores como los padres aprovechan este día para enseñar a los niños del mundo la importancia de la justicia social, para que así se pueda garantizar que la próxima generación sea consciente de las desigualdades y los desequilibrios sociales a los que se enfrentan las personas.

El tema del Día Mundial de la Justicia Social de este año es lograr la justicia social a través del empleo formal. Más del 60% de la población ocupada del mundo, lo que supone aproximadamente 2.000 millones de trabajadores, se gana la vida de manera informal. La pandemia ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad de los trabajadores de la economía sumergida, ya que estos dependen de la economía informal, carecen de protección social y de prestaciones relacionadas con el empleo. Generando así, que tengan el doble de probabilidades de  caer en la pobreza en comparación con los trabajadores formales.

Fomentar y facilitar la transición del empleo informal al formal es esencial para reducir la pobreza y las desigualdades sociales, impulsar el trabajo e incluso aumentar la productividad y la sostenibilidad de las empresas. Según la Recomendación n.º 204, adoptada en Ginebra el 12 de junio de 2015, el camino para aumentar la actividad en la economía formal y disminuir la dependencia de la economía informal, requiere un conjunto integrado y multifacético de estrategias a nivel nacional que aborden los diversos impulsores del trabajo informal. Dado que la crisis de COVID-19 ha puesto de manifiesto las arraigadas desigualdades de género en el mercado laboral, un enfoque que tenga en cuenta el género para formalizar el trabajo podría aumentar la capacidad de los miembros desfavorecidos de la sociedad para formalizar sus esfuerzos laborales.

La formalización del trabajo en general es un proceso complejo y gradual. Se ve obstaculizada por factores económicos, sociales y otros deliberantes. Sin embargo, es importante que los países se esfuercen por integrar a los trabajadores informales en la economía formal para garantizar que se mantengan y respeten sus derechos laborales. La economía informal crea un espacio para la explotación y otras vulnerabilidades, las cuales quedan fuera del alcance de la autoridad gubernamental y, por tanto, de la protección del Estado.

Tanto la Agenda 2030 como el informe del Secretario General sobre Nuestra Agenda Común, reconocen la importancia de la formalización del trabajo. El informe pide además que se establezca una hoja de ruta para integrar a los trabajadores informales, con el fin de beneficiarse de la plena participación de las mujeres en la mano de obra, y reducir las desigualdades de género de forma más amplia. Se ha alcanzado un nuevo acuerdo de colaboración entre la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, con el fin de emprender una programación conjunta que establezca un camino claro hacia la formalización del trabajo.

Geneva International Centre for Justice (GICJ) reitera los llamados de la ONU y la OIT para formalizar el trabajo de los 2.000 millones de personas que dependen de la economía sumergida, a pesar de la vulnerabilidad y la falta de protección que ofrece a los trabajadores. Aseguramos que los países deben crear iniciativas sólidas y claras para abordar la dependencia de la economía sumergida. Además, GICJ hace un llamado a la comunidad internacional para que promueva una distribución equitativa de los ingresos y un mayor acceso a la equidad, con el fin de promover y fomentar el trabajo en el mercado formal. Por último, GICJ desea afirmar que todos merecen ser reconocidos y protegidos por su trabajo y que nadie merece ser marginado y excluido de los beneficios sociales asociados al trabajo por verse obligado a depender de la generación de ingresos del trabajo informal.

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[1] https://www.ohchr.org/EN/HRBodies/HRC/Pages/NewsDetail.aspx?NewsID=28109&LangID=E 

Fuente de la imagen: ​​https://www.flickr.com/photos/unmissmultimedia/40964897165

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