Por Maeva Giambrone / GICJ
Traducido por Isabel García Aguilar / GICJ
El 1 de marzo de 2023, durante la reunión de alto nivel del 52º periodo de sesiones del Consejo de Derechos Humanos, Omer Ahmad Berzingi, viceministro de Relaciones Exteriores de la República de Iraq, habló sobre los pasos que el último gobierno iraquí había llevado a cabo para proteger los derechos humanos en el país. El representante presentó las reformas para establecer un buen gobierno que cumpla la ley y restablezca el prestigio de Iraq.
A pesar de las bonitas palabras que dirigió al público internacional, no hay casi ninguna prueba del progreso real dentro del país. En lugar de responder a las peticiones del pueblo, entre la que se encuentra la población joven, las fuerzas de seguridad iraquíes atacaron con regularidad los movimientos juveniles y las protestas pacíficas y no consiguieron garantizar una provisión de servicios igualitaria en el país.
El ministro de Relaciones Exteriores siguió su discurso afirmando que se había designado un asesor para el primer ministro con el objetivo de luchar contra las violaciones de derechos humanos y desarrollar políticas nacionales acordes con los instrumentos internacionales de derechos humanos en los que Iraq participa. No es la primera vez que las afirmaciones de Iraq sobre tomar medidas para cumplir con sus obligaciones internacionales se quedan cortas: se ha prometido reformar el sistema de gobierno en diferentes ocasiones en los últimos años, aunque no se han implementado de manera efectiva hasta el momento.
Iraq debe cumplir con los tratados internacionales que firmó voluntariamente para proteger a sus ciudadanos de desapariciones forzosas y detenciones arbitrarias. Sin embargo, todos los informes de los órganos de la ONU afirman que Iraq no ha implementado dichas provisiones para proteger los derechos humanos. Cientos de miles de inocentes han desaparecido por la fuerza a manos de las fuerzas iraquíes, y las milicias trabajan libremente y con impunidad. Sus familias esperan que se cumplan las promesas anteriores de informar, indemnizar y rendir cuentas por parte de los responsables llevados ante la justicia.
Asimismo, el viceministro mencionó un proyecto de ley sobre violencia doméstica, aunque, de momento, ninguna ley la regula en Iraq. El Código Penal permite que los maridos “disciplinen” a sus mujeres, incluso con palizas, y aprueba que se reduzcan las sentencias de aquellos maridos que asesinaron a sus mujeres por serles infiel. Por lo tanto, el gobierno debe promulgar una ley que tipifique como delito claramente la violencia de género.
Lamentablemente, estas hipócritas posturas demuestran que las palabras pronunciadas durante el Segmento de Alto Nivel son solo promesas vacías.
Geneva International Centre for Justice (GICJ) insta a la comunidad internacional a presionar a Iraq para que implemente rápida y exhaustivamente medidas para cumplir sus obligaciones internacionales para proteger que derechos humanos de sus ciudadanos frente a la injerencia de las fuerzas de seguridad y las milicias. Iraq puede demostrar a la comunidad internacional que respeta completamente los derechos humanos si rinde cuentas, compensa los abusos previos, hace cambios legislativos que protejan a las mujeres y las minorías vulnerables y permite que se haga justicia real para las personas que siguen sufriendo abusos.
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