Por Loïc Dorthe / GICJ

Traducido por Juanita Beltran Bayona / GICJ

Son las 5 de la mañana del 18 de octubre de 2022. La ciudad de Beit Hanina, cerca de Ramallah, y la familia Khoury siguen durmiendo. Los dos padres, Rania y Suhail, y sus cuatro hijos, Zeina, Rand, Yousef y Shadi, no saben que una docena de soldados y agentes de los servicios secretos israelíes han irrumpido silenciosamente en su recinto, preparándose para asaltar su casa. 

De repente, se produce la intervención. La familia, desconcertada, se despertó para encontrar a unos doce soldados armados desorganizando su casa. Su objetivo: Shadi, el hijo menor. Mientras impedían que el resto de la familia interviniera, los soldados inmovilizaron al niño por la fuerza, golpeándolo, esposándolo y vendándole los ojos, antes de llevárselo sin darle ropa ni zapatos. 

Los soldados se fueron. La familia se quedó. Uno de los miembros ha desaparecido. La sangre de Shadi marca la forma en que el niño fue deportado.

Shadi es un niño palestino de 16 años y estudiante de secundaria en la escuela Quakers Friends. Las Fuerzas de Ocupación Israelíes (FOI) no dieron razón alguna a su familia para su brutal detención. Fue deportado al centro de detención e interrogatorio, llamado "Russian Compound", donde fue "interrogado" sin la presencia de su familia ni de un abogado.

Alrededor de las 5:00 pm del mismo día, la familia pudo ver a su hijo en una audiencia, durante la cual no se expuso claramente ningún supuesto delito. Además de las marcas de golpes en la cara, la familia denuncia marcas evidentes de maltrato en el cuello, la espalda y los brazos, sospechando de prácticas de tortura. Estas observaciones fueron posibles porque casi 12 horas después de su detención, todavía no se le entregó ninguna ropa, antes de que su hermano Yousef pudiera darle una chaqueta y un pantalón. 

A pesar de las órdenes del juez, la familia fue informada de que el pequeño no recibió atención médica. La liberación de Shadi se anunció para la mañana del 20 de octubre de 2022, pero la familia Khoury sigue esperando el regreso de su  hijo.

Angustiada y con la esperanza de recibir ayuda para encontrar justicia para su hermano, Rand Khoury compartió la historia de su familia con  GICJ.

Geneva International Centre for Justice (GICJ) encuentra preocupación por las continuas y sistemáticas violaciones de los derechos humanos perpetradas por las fuerzas del orden israelíes contra el pueblo palestino. GICJ denuncia los arrestos y las detenciones arbitrarias y recuerda que a los encarcelados se les debe proporcionar las necesidades básicas, un abogado y, bajo ninguna circunstancia, ser sometidos a abusos de la fuerza y tortura. Recordamos a la comunidad internacional que Shadi Khoury no es un caso aislado, y que la comunidad internacional tiene la responsabilidad de no dejar que estos comportamientos queden sin respuesta. 

Geneva International Centre for Justice (GICJ)  remitirá este caso a los órganos pertinentes de la ONU, y sigue buscando la rendición de cuentas de todos los que han sufrido violaciones de los derechos humanos bajo el yugo israelí.

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