Por Patricia Jjuuko /GICJ

Traducido por Aimara Pujadas / GICJ

El 26 de junio se conmemora en todo el mundo el Día Internacional en Apoyo a las Víctimas de la Tortura. El 26 de junio de 1987 entró en vigor la Convención contra la Tortura, la cual supuso un paso crucial en el proceso de globalización de los derechos humanos y el reconocimiento de que la tortura y otras formas de trato degradante debían ser penalizadas. La mayoría de los países del mundo han ratificado la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, por lo que aceptan que la tortura está siempre absolutamente prohibida y nunca justificada. El reconocimiento de este día en apoyo de las víctimas de la tortura entró en vigor el 12 de diciembre de 1997, mediante la resolución 52/149 de la Asamblea General de la ONU, y sirve no sólo para recordar a las personas que la tortura es un delito, sino para que todos los gobiernos y miembros de la sociedad civil actúen para derrotarla. 

La Convención de las Naciones Unidas contra la Tortura define la tortura como "todo acto por el cual se inflija intencionadamente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, con el fin de obtener de ella o de un tercero información o una confesión, de castigarla por un acto que haya cometido o se sospeche que ha cometido o intimidar o coaccionar a esa persona a otras por cualquier motivo basado en cualquier tipo de discriminación, cuando dichos dolores o sufrimientos sean infligidos por un funcionario público u otra persona en el ejercicio de funciones públicas, a instigación suya, o con su consentimiento o aquiescencia. " Decenas de miles de personas son víctimas de tortura cada año en todo el mundo y el 26 de junio es una oportunidad para hacer un llamado a todas las partes interesadas, incluidos los Estados miembros de la ONU, la sociedad civil y las personas de todo el mundo, para que se unan en apoyo de las personas que han sido víctimas de la tortura.

En todo el mundo, los supervivientes de la tortura se enfrentan a efectos a largo plazo. Las consecuencias de la tortura no son sólo físicas, incluyendo dolores de cabeza, dolor crónico y respiratorio, sino que a menudo son psicológicas. Los efectos psicológicos incluyen vivir con miedo constante, depresión y sufrir ataques de pánico. Para apoyar a las víctimas de la tortura, la Convención contra la Tortura establece que las víctimas tienen un derecho exigible a una compensación justa y adecuada, así como medios para una rehabilitación completa. Las organizaciones de la sociedad civil desempeñan un papel crucial en la protección de los derechos de las víctimas de la tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes, proporcionándoles apoyo médico y psicosocial, incluidos servicios jurídicos y sociales.

A pesar del número elevado de víctimas de tortura en todo el mundo, los Estados son reacios a adoptar medidas efectivas para incorporar a sus legislaciones nacionales las recomendaciones formuladas en los informes temáticos. Esta falta de voluntad fue expuesta por Nils Melzer, ex relator especial sobre la tortura y otros tratos crueles e inhumanos, en su último informe para la 49ª sesión del Consejo de Derechos Humanos en marzo de 2022. Los Estados tienden a justificar las prácticas abusivas para evitar la rendición de cuentas por las violaciones y hay una reticencia a aplicar las recomendaciones dadas en los informes del Relator Especial.

Aunque muchos países han ratificado la Convención contra la Tortura, la tortura sigue estando muy extendida en varios gobiernos y grupos disidentes. Los motivos por los que se ataca a las personas son, entre otros, su afiliación política o su pertenencia a un grupo étnico o religioso minoritario.

La tortura sigue produciéndose en países como Irán, Afganistán, la República Democrática del Congo, Sudán, Etiopía, Irak, Siria y Egipto, por mencionar sólo algunos. Estos gobiernos utilizan la tortura y otros abusos contra los derechos humanos para infundir miedo a la población y reprimir la actividad política. Las detenciones arbitrarias, los actos de intimidación, el encarcelamiento y las represalias contra los defensores de los derechos humanos, así como los secuestros, son frecuentes en estos Estados.

Conclusión

La tortura sigue estando muy extendida en todo el mundo a pesar de que muchos países reconocen la Convención contra la Tortura. Es un mal inadmisible que va en contra del derecho internacional. Geneva International Centre for Justice (GICJ) continúa preocupado por la reticencia de muchos Estados a abolir la tortura y a aplicar las recomendaciones formuladas en los informes del Relator Especial. GICJ insta a los Estados a que se comprometan a trabajar para reducir y eliminar los casos de tortura.

En este Día Internacional de apoyo a las víctimas de la tortura, GICJ se solidariza con todas las víctimas de la tortura. Instamos a la comunidad internacional a seguir creando servicios que ayuden a las víctimas de la tortura a través de la rehabilitación y a buscar la justicia a través de la indemnización. En este día, recordamos que "Esta es una ocasión para que el mundo se pronuncie contra lo indecible. Hace tiempo que debería haberse dedicado un día a recordar y apoyar a las numerosas víctimas y supervivientes de la tortura en todo el mundo". - Kofi Annan.

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