La 17ª Conmemoración de la invasión de Iraq del año 2003

El 20 de marzo de 2003, los Estados Unidos de América y el Reino Unido dirigieron una guerra ilegal contra la República de Iraq, que tuvo como resultado una ocupación militar devastadora y la destrucción del país. Han transcurrido ya 17 años desde la invasión, pero para el pueblo iraquí han sido 17 años de promesas incumplidas, destrucción, muerte, transgresiones y miseria. Como señaló el arzobispo Desmond Tutu, "la inmoralidad de la decisión de los Estados Unidos y Gran Bretaña de invadir el Iraq en 2003, basada en una mentira que el Iraq poseía armas de destrucción masiva, ha desestabilizado y polarizado el mundo en mayor medida que cualquier otro conflicto en la historia".  

El Centro Internacional de Ginebra para la Justicia (GICJ) exige por la presente la creación de un tribunal internacional independiente que investigue y procese a los líderes responsables de: I) la guerra ilegal en el Iraq, y II) los crímenes cometidos durante la ocupación, incluidos los crímenes contra la humanidad y los crímenes de guerra. Exigimos un tribunal justo e imparcial, constituido en virtud del derecho internacional, que valore esta responsabilidad y provea la tan necesaria rendición de cuentas de los graves crímenes cometidos por los países invasores, incluido, entre otros, el crimen de agresión.

Rendición de Cuentas por el Crimen de Agresión

El Tribunal de Nuremberg declaró que, "El inicio de una guerra de agresión no es sólo un crimen internacional; es el crimen internacional supremo". La invasión de Iraq encabezada por los Estados Unidos y el Reino Unido fue una guerra de agresión ilegal. La violencia internacional entre estados está prohibida bajo el acta constitutiva de la ONU a menos de que dicho acto sea autorizado por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas o se cometa en defensa propia. Además, la prohibición de la agresión es una norma de jus cogens bajo el derecho internacional la cual es inalienable, y que todos los países deben apoyar y mantener. Esta norma se encuentra no sólo en el acta constitutiva de la ONU, sino también en el acta de Nuremberg, el acta de Tokio y el Pacto de Kellogg-Briand.
Al no hacer responsables a los agresores en base a la ley, la comunidad internacional elige la anarquía en lugar del estado de derecho, y un estado natural darwinista en lugar de la seguridad colectiva. Ahora estamos caminando por el sendero de un mundo sin leyes. Cuando líderes de países cometen crímenes internacionales con impunidad, el estado de derecho sufre daños irreparables, lo que lleva a la destrucción de los valores democráticos y al fin de los derechos humanos. El día de hoy, nuestro mundo es mucho menos seguro de lo que era antes de la guerra de Iraq, y las democracias son mucho más frágiles de lo que se podría haber imaginado.

No tenemos más remedio que acabar con esta impunidad – y la forma de lograrlo es a través del estado de derecho. Por consiguiente, solicitamos la creación de un tribunal imparcial e internacional que pueda juzgar los crímenes de la guerra en Iraq y pueda restaurar la justicia en el panorama internacional.

Además del crimen de agresión, el tribunal internacional también debe analizar los crímenes cometidos por los invasores y ocupantes. Muchas de las violaciones y efectos resultantes de la invasión y la ocupación son bien conocidas y han sido documentadas por el GICJ y otras ONG y órganos de derechos humanos, pero nunca se conocerá la verdadera magnitud total de la destrucción, la pérdida de vidas y el sufrimiento de la población iraquí. En conjunto, la guerra contra el Iraq y la posterior ocupación han traído consigo innumerables violaciones del derecho internacional, las normas internacionales de derechos humanos y el derecho internacional humanitario, incluidas, entre otras, las violaciones del Reglamento de La Haya sobre la guerra terrestre, los Convenios de Ginebra de 1949 y sus Protocolos de 1977, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, diversas disposiciones de la Carta de las Naciones Unidas, la Convención sobre los Derechos del Niño y la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Inhumanos o Degradantes.

 

Traducción por Nicole Gonzalez, GICJ

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