Por Bethany Morley / GICJ

Traducido por Natalia Venegas / GICJ

Irán ejecuta por segunda vez a un manifestante 

Majidreza Rahnavard, de 23 años, es el segundo manifestante ejecutado en las recientes manifestaciones antigubernamentales en Irán, tras la ejecución de Moshen Shekari, de 23 años. 

Rahnavard fue declarado culpable de "eminencia contra Dios" tras ser acusado de matar a dos miembros de las fuerzas de seguridad iraníes, delito que admitió mediante confesión coaccionada. Fue ahorcado públicamente en Mashhad (Irán). 

A la familia de Rahhnavard no se le comunicó su muerte sino hasta después de la ejecución. 

La ejecución de manifestantes viola gravemente el derecho internacional. La comunidad internacional debe instar a las autoridades iraníes a que pongan fin a la ejecución de manifestantes. Además, Irán debe revisar inmediatamente su compromiso con el derecho internacional de los derechos humanos. 

Manifestante de 23 años ejecutado bajo el violento régimen iraní

Moshen Shekari, manifestante de 23 años, fue ejecutado. Se trató de la primera ejecución que se lleva a cabo en relación con los disturbios políticos en Irán. Sin embargo, han habido muchas más muertes que el régimen iraní niega implacablemente.

Shekari fue detenido el 24 de septiembre de 2022 en relación con las protestas antigubernamentales y acusado por las autoridades iraníes de bloquear la calle y agredir a un miembro de las fuerzas de seguridad. Tras su detención, se ha informado que a Shekari se le negó representación legal durante todo el proceso de interrogatorio. Posteriormente fue condenado a morir en la horca. Su ejecución fue inesperada, y han aparecido vídeos en los que se informa a la familia del joven de 23 años de la desgarradora verdad de su destino fuera de la prisión donde estaba recluido. 

El tío de Shekari, Mahmoud Shekari, ha declarado que Moshen actuó para proteger a sus compañeros de protesta de las fuerzas de seguridad que los atacaban. Colocó una barandilla en medio de la calle para impedir el paso de las fuerzas. Ningún acto justifica la aplicación de la pena de muerte, y menos aún un acto para preservar la vida de otros manifestantes.  

El 22 de noviembre, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos señaló que al menos seis personas relacionadas con las protestas habían sido condenadas a muerte por "moharebeh" ("guerra contra Dios") o "efsad-e del-arz" ("corrupción en la tierra") [1]. 

La agitación política se produce tras el asesinato de Jina Masha Amini, una joven de 22 años, que fue detenida por la llamada "policía de la mortalidad" iraní bajo el pretexto de que no llevaba el hiyab "correctamente" [2]. Tras su muerte, los manifestantes han salido a las calles de Irán para protestar contra el duro régimen. 

El régimen iraní niega continuamente las muertes sospechosas de activistas y defensores de los derechos humanos.

El 26 de noviembre de 2022, Atefeh Naomi, activista de derechos civiles ahwazi de 37 años, fue hallada muerta en su apartamento tres semanas después de su detención y desaparición por participar en protestas pacíficas contra el régimen. 

Asimismo, el 4 de diciembre de 2022, Zahra Galilean, estudiante de 30 años, fue asesinada por las fuerzas de seguridad. Su muerte fue encubierta por el régimen como un suicidio.

Mehran Samak, iraní de 27 años, fue tiroteado por las fuerzas de seguridad tras la derrota de Irán en la Copa del Mundo ante Estados Unidos, después de que hiciera sonar su claxon en señal de celebración. Este asesinato muestra la inseguridad mortal del régimen iraní en su autoridad sobre el país. 

La situación actual en Irán ha llegado a un punto crítico. La ejecución de Moshen Shekari sienta un preocupante precedente para el futuro de las vidas de todos aquellos que en Irán luchan por los derechos humanos fundamentales. Hay que presionar al gobierno iraní para que ponga en libertad a las personas detenidas, deje de emplear una violencia incesante contra la población civil y acate las leyes internacionales de derechos humanos que el Estado no protege. 

Geneva International Centre for Justice (GICJ) condena enérgicamente al gobierno y a las fuerzas de seguridad de Irán por el asesinato de Moshen Shekari. Exigimos justicia para su familia y para todos los que han sido víctimas de este brutal régimen. También condenamos la opresión continuada del régimen iraní, las violaciones de derechos humanos y los actos violentos contra manifestantes. El derecho de reunión pacífica, incluidas las protestas, es un derecho fundamental, del que no debe derivarse la violencia. 

Instamos a la comunidad internacional a que presione al gobierno iraní y al régimen para que impidan nuevos abusos.

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[1] https://news.un.org/en/story/2022/11/1130927

[2] https://news.un.org/en/story/2022/11/1130927

Imagen: Flikr Iran Protests | Taymaz Valley | Flickr

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