Por Amie Sillito / GICJ
Traducido al español por Jennifer Tapia Boada / GICJ
En 2022, Myanmar tendrá que hacer frente a la situación de pobreza extrema que vive casi la mitad de su población. Se estima que 14 de sus 15 estados y regiones se encuentran dentro del umbral crítico de desnutrición aguda, según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA).
OCHA atribuyó el empeoramiento de la situación a la toma militar del país, la cual esencialmente derrocó al gobierno elegido democráticamente. La líder electa Aung San Suu Kyi y miembros de su partido, la Liga Nacional para la Democracia (NLD), fueron detenidos y cientos de personas han muerto. El incremento de precios y la restricción de movimiento bajo el estado de emergencia declarado el 1 de febrero de 2021 han restringido el acceso a alimentos y servicios básicos. El precio de los productos básicos para el hogar ha aumentado significativamente, ocasionando que muchos artículos sean inasequibles para la población. Los ingresos generales de los agricultores también han disminuido debido a que cobran precios más bajos por los cultivos, pagan más por precios de los insumos y el acceso al crédito es ilimitado.
Las inundaciones monzónicas también han afectado a la población, resultando en enormes pérdidas de cultivos y contribuyendo a empeorar la seguridad alimentaria. OCHA ha calificado la situación de grave, y se espera que la situación política y de seguridad siga siendo muy volátil.
Otras amenazas para la población incluyen el riesgo y la incidencia de la trata de personas, que aumentó en 2021 y se espera que aumente aún más. En áreas donde hay conflicto, las comunidades se enfrentan al desplazamiento, incrementando el riesgo de que niñas y niños sean asesinados, heridos, traficados y reclutados para ser utilizados en el conflicto armado. OCHA declaró que la educación también se ha visto interrumpida desde 2020 con casi 12 millones de niños enfrentando el cierre de escuelas, lo que ha tenido un impacto negativo en su aprendizaje.
Geneva International Centre for Justice (GICJ) condena la violencia que acontece en Myanmar y pide a la comunidad internacional que se comprometa a ayudar a poner fin al conflicto en este país. El gobierno debe asegurarse de explorar todas las vías para abordar la terrible situación de pobreza y los altos niveles de desnutrición. La seguridad de las personas debe ser primordial y la inestabilidad política debe cesar para salvaguardar el futuro del estado y su gente.
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