Por: Louise Requin / GICJ
Traducido por: Marc Gancedo / GICJ
El 18 de diciembre, se celebra el Día Internacional del Migrante que conmemora la adopción de la Convención internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares (1990). La ONU y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) así como la comunidad internacional aprovechan esta ocasión para fomentar el apoyo a esta convención que sigue sin ser firmada ni ratificada por la gran mayoría de Estados. Países como Estados Unidos, Canadá, Brasil, la mayoría de los países de la Unión Europea y los países asiáticos así como los países del golfo, el este y sur de África, y Australia siguen sin ratificar esta convención.
La convención adopta un enfoque exhaustivo y holístico de los derechos de los migrantes y de los migrantes trabajadores. Tiene como objetivo presentar a los migrantes como proveedores naturales de derechos humanos, una perspectiva a menudo olvidada por aquellos responsables de estas políticas. La convención también pretende acabar con los prejuicios, el maltrato y la discriminación contra los migrantes. La temática del Día Internacional de los Migrantes de este año es “aprovechar el potencial de la movilidad humana”
El mundo contemporáneo ofrece muchas oportunidades para la migración con la mejora de la comunicación y la globalización. Los migrantes son impulsores de progreso, innovaciones técnicas, creatividad, perspectivas novedosas y una fuerza de trabajo a todos los niveles del mercado laboral. Aprovechar este potencial significa impulsar políticas que permitan la más rápida y óptima inclusión de los inmigrantes en la vida política, cultural y económica nacional. Esto implica crear campañas culturalmente razonables que reduzcan la brecha del idioma y abracen el multiculturalismo. Asimismo, se debe asegurar que todos los recién llegados reciben la asistencia que requieren, incluido un hogar y el acceso a la comida, la educación y el mercado laboral. Sin estos elementos, el potencial de la migración continúa sin ser explorado.
El mundo contemporáneo presenta muchas amenazas, obstáculos y desafíos para los migrantes. La propagación de leyes de migración en el mundo occidental creó un marco legal específicamente diseñado para hacer de la migración un fenómeno irregular y contiene procedimientos penales que solo son aplicables para aquellos que cruzan fronteras sin la documentación necesaria. Además, el discurso global de Occidente enmarca a la migración como una amenaza a la seguridad internacional y distorsiona muchos de los hechos sobre la migración. La mayoría de los migrantes se desplazan internamente dentro de su país o región. El continente que alberga al mayor número de migrantes es Asia y la gran mayoría de los migrantes allí tienen edad para trabajar (el 74% tienen entre 20 y 64 años). Finalmente, más que una amenaza existencial, la migración es una fuerza motriz para muchos estados.
Una parte de la población migrante se encuentra necesitada de asistencia, los solicitantes de asilo. Huyendo del conflicto, la inseguridad, la persecución o incluso las consecuencias del cambio climático, los solicitantes de asilo tienen derecho al estatus de protección de refugiados. Desafortunadamente, muchos países siguen sin respetar los derechos de los refugiados. En la Unión Europea, desde 2015, se han adoptado políticas que pretenden limitar el derecho al asilo. Este es el caso del acuerdo entre Turquía y la Unión Europea o la extra-territorialización de fronteras delegando responsabilidades a países como Libia. Además, se han producido devoluciones colectivas en Grecia y se ha hecho poco para proporcionar rutas seguras y en su lugar se ha intentado prevenir el cruce de fronteras. Las muertes recientes de 30 solicitantes de asilo en el Canal de la Mancha es un ejemplo de los efectos de estas políticas.
Además, las condiciones de vida de los migrantes son tremendamente difíciles. Los centros de trámite de solicitud de asilo en Australia se encuentran apartados en Nanuru o incluso Papúa Nueva Guinea y estos detienen a los solicitantes de asilo durante todo el proceso de evaluación. Los centros de detención estadounidenses en la frontera con México mostraron cómo se detenía a niños y niñas separados de sus padres. Los campos en Europa mantienen a los solicitantes de asilo en condiciones terribles, a veces incluso llegando a estar confinados en zonas de espera en aeropuertos y estaciones de tren.
Incluso después de haber regulado la situación migratoria de estas personas, las dificultades no cesan para los migrantes. La discriminación previene que muchos inmigrantes de primera, segunda y tercera generación participen plenamente en la vida socio-económica y política de sus respectivos países. La búsqueda de trabajo presenta grandes dificultades y los inmigrantes y descendientes de migrantes a menudo son pagados menos que sus connacionales y las condiciones de trabajo son más precarias. Los migrantes además se encuentran en mayor riesgo de ser expuestos al tráfico de personas y el abuso en general. El conocimiento de las instituciones es menor entre la población migrante, provocando un menor acceso a la sanidad, la educación y la participación política.
De este modo, en aras de honrar la adopción de la Convención internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares (1990), Geneva International Centre for Justice (GICJ) hace un llamamiento a todos los Estados a firmar y ratificarla. La protección y la divulgación de los derechos humanos de los migrantes es de gran interés para todas las naciones. Las poblaciones migrantes son de un gran potencial y presentan una gran oportunidad para los estados y, en cualquier caso, son seres humanos a los que debemos el mismo respeto que nuestros connacionales.
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